Psicologia del interviniente en emergencias
Cuando una persona se encuentra en una situación en la que peligra su vida o sus pertenencias materiales y ve cómo otros individuos ponen en riesgo su vida para evitar o mitigar el peligro, es obvio considerar a dichas personas como, héroes altruistas hechos de una madera especial que los hace distintos de los demás. Es cierto que estos hombres y mujeres poseen unas características personales y una formación que posibilitan su eficacia en intervenciones de emergencia o desastre, pero ¿hasta qué punto estas personas están libres de su condición humana ante el sufrimiento o el estrés?
Las múltiples evaluaciones que se han realizado entre el personal que interviene en una emergencia constatan dos aspectos comunes: el alto grado de estrés que soportan estos profesionales (en muchas ocasiones no detectado por el propio individuo), y el tener que enfrentarse a situaciones que desencadenan respuestas emocionales, que en ocasiones, pueden ser inusitadas e interferir con la calidad de las intervenciones y con otras áreas vitales como las relaciones familiares, amigos, salud o tiempo de ocio. Este es mi inicio en el mundo de los blogs, para empezar me propongo, durante varias entradas para no aburrir mucho, ofrecer una serie de consideraciones a tener en cuenta por los intervinientes y sus mandos a fin de minimizar la presencia de esos dos factores antes mencionados.
Como punto de partida es importante tener en cuenta que toda reacción intensa por parte de cualquier persona ante una situación de emergencia o desastre, es una reacción normal ante una situación anormal. Es decir, que desde las reacciones más comunes como la ira, rabia, enojo o llanto, hasta las más excepcionales, como pérdida de memoria o pánico severo, serán consideradas como reacciones normales ante un evento totalmente anormal, que se ha presentado sin aviso y que supone una irrupción brusca de energía a todos los niveles.
En distintas entradas se analizará qué sucede cuando nos encontramos ante situaciones en las que se requiere una mayor exigencia, carecemos de toda la información que desearíamos, al menos por unos instantes, y notamos una gran activación en el organismo a nivel fisiológico. Veremos el tipo de emociones experimentadas y hasta que punto podemos controlar nuestras reaccioenes y respuestas ante esos eventos, en función de nuestra experiencia, habilidades y conocimientos. Veremos también que cosas podemos hacer para poder optimizar al máximo la eficacia en la respuesta desde el punto de vista profesional. Como decía antes, no por el hecho de pertenecer a alguno de los equipos que intervienen en una emergencia o desastre hemos de estar libres de convertirnos en víctimas del suceso acaecido. En ocasiones nos encontramos con escenas grotescas, víctimas de accidentes de tráfico destrozadas, cuerpos calcinados o en descomposición, de las que salimos inmunes, pero sin saber bien porqué, de vez en cuando, puede aparecer algo que nos impacte mas de lo debido y nos haga experimentar emociones, recuerdos o pensamientos que deberían no aparecer, y lo que es peor aun, que lo que estamos sintiendo interfiera con el trabajo y con nuestra vida cotidiana. ¿En este caso podríamos decir que experimentamos un suceso traumático?. Veremos también cuales son las situaciones más comunes en que podemos experimentar hechos traumáticos, cómo son los síntomas y qué podemos hacer tanto en el lugar de la intervención como después de la misma, para evitar que esas sensaciones interfieran con el trabajo y el desarrollo personal. Lo dejo aquí por hoy, pronto mucho mas.
Intervinientes en Emergencias
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Esther
ANTONIO VARON MOLINA