Psicología

The Big Bang Theory y los estereotipos del Síndrome de Asperger

            The big bang Theory, maravillosa serie, que parece una adaptación de la popularísima Friends a la vida universitaria de unos genios muy frikis, con poca habilidad para las relaciones sociales y que poco a poco ha ido consiguiendo fans, hasta el punto en que sus actores son actualmente los mejor pagados de la tele en Estados Unidos.

            Sheldon Cooper, uno de los protagonistas, es un físico teórico muy peculiar. Los guionistas han cuidado mucho los detalles del personaje, que unido a su interpretación, ha llevado al actor Jim Parsons a ganar 4 veces el Emmy y un Globo de Oro.

            ¿Qué es lo que hace tan peculiar a este personaje?

            Seguramente los guionistas se quedaron descansando al crear un científico con un coeficiente intelectual de 187, lo que le coloca en el top 20 mundial. A esa inteligencia le acompaña una serie de conductas capaces de permitir a cualquier psiquiatra y algún que otro psicólogo etiquetar al pobre Sheldon con una variada mezcla de síndromes y trastornos que desatan escenas verdaderamente divertidas en la serie. 

                       Si hubiese que etiquetar sus problemas psicológicos básicamente podrían resumirse en problemas obsesivo compulsivos, hipocondría y Síndrome de Asperger, siendo este último el que más caracteriza al personaje.

            El Síndrome de Asperger engloba un grupo de conductas que algunos consideran forman parte del espectro autista, aunque en este síndrome no se asocia retraso en el desarrollo ni dificultad en el desarrollo del habla. Las características conductuales más importantes de este síndrome son:

  • Problemas sociales y afectivos: Suelen ser personas egocentristas a los que les preocupa poco los demás. La empatía, eso de poder ponerse en el lugar de los demás, brilla por su ausencia. 
  • Problemas de comunicación: Se muestran incapaces de interpretar el lenguaje no verbal, sobretodo a nivel emocional. También les cuesta mucho expresar y reconocer sus emociones al comunicarse. Usan un vocabulario algo sofisticado y pedante, e interpretan los mensajes literalmente, obviando posibles significados alternativos, por eso les cuesta comprender los chistes.
  • Actos ritualizados: Amantes del orden sin cambios y de las rutinas diarias con horario estricto.
  • Intereses raros y personalizados: Desde recoger datos sin sentido hasta obsesionarse con la astronomía, los dinosaurios o los trenes, pasando por coleccionar sellos o comics.

El hecho de hacer humor con los problemas de conducta de una persona podría considerarse de mal gusto, pero pienso que está hecho con el mayor respeto posible. La filosofía de vida que subyace al personaje, una persona amable dispuesta a ayudar en todo lo posible, aunque siguiendo sus estrictas reglas, permite que poco a poco el espectador se encariñe, e incluso es una buena forma de conocer los problemas que rodean a las personas que sufren alguno de los problemas de conducta que manifiesta el protagonista.

Dejar una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.